La presente reflexión tiene como ejemplo poner en cual palestra pedagógica la labor docente articulo ¨Los maestros preescolares para el año 2000: un reto para las Facultades de Educación¨ - Universidad de Antioquia .
Ser parte del sistema implica hacer referencia desde la interpretación a lo ¨normal¨ , lo cual propende delimitar al ser dentro de la sociedad que engrane dentro del contexto social-cultural determinado por quién o quienes definen el concepto actual y futurista de sociedad; tejando presuntamente de lado su singularidad, anulando su naturalidad, destreza y potencia, coaccionando al sujeto a un cambio racionalizado por otros sin su participación generando tensión, incomprensión y desestabilizad. Conllevar al sujeto a enjuiciarse pone en crisis todo un suceso cognoscitivo-afectivo (identidad), lo cual ha sido la constante constante histórica en donde la persona encaja en el sistema de producción de consumo hacia el capital, en cuyo sistema es importante la jerarquización poblacional, dentro de constructos mediáticos de eficiencia y calidad, conllevando a unos estándares cuales modelos que entre otros se basan en un rango de desempeño principalmente por el coeficiente intelectual ó C.I, y de allí a pequeños modelos institucionales (los cuales se basan en pruebas externas), por ende la calificación dentro de la evaluación en cada asignatura da fe que se va por buen camino o no. En este tiempo luego de tanto fracaso escolar al investigar se ha direccionado a que el ser humano dentro de la complejidad social puede tener una acción, lo que incide en que se debe particularizar aun mas, hacia el descubrimiento de lo que puede lograr a desarrollar, por lo cual han dado cuenta de que el ser humano puede participar en los constructos sociales desde esta particularidad dado que su acción en el mundo depende no solo de lo puramente cuantitativo C.I sino de lo cualitativo, por ende se habla entonces de la personalidad, del desarrollo emocional, el desarrollo motriz y finalmente de los ritmos y estilos de aprendizaje.
El sistema debe permitir la evaluación hacia su propio sistema, desligarse un tanto al menos del superfluo conceptual de países externos sobre el sistema educativo colombiano, y optimizando los ritmos de suficiencia del país, partiendo de la ética y el respeto a autóctono.